Lo primero que queremos hacer antes de contaros la historia de Negrito y de Paloma es dar las gracias a Dori Aguilar España, que fue la que dio la voz de alarma cuando vio por primera vez a Negrito y la primera persona que se decidió a ayudarles. Dori se levantaba a las 5 de la mañana para, antes de ir a trabajar, llevarles pollo con verduras y cambiarles el agua. Lo hizo todos los días hasta el día del rescate. Gracias también a Sonia, a Belén, a Úrsula, a Raquel y a todo el equipo de SOS Rescue, rescate de galgos podencos y otros, que se desplazaron desde Murcia para salvarles la vida. Negrito y Paloma son dos perros de la calle, son el resultado de una política de protección animal que debería avergonzar a muchos Ayuntamientos y a muchos ciudadanos que, a pesar de haberlos visto, les ignoraron por completo. El estado de salud de Negrito ya lo veis en el vídeo: heridas por todo el cuerpo, la piel totalmente escamada, el pelo cayéndosele con tan solo tocarlo, las vías aéreas superiores totalmente obstruídas, impidíendole respirar con normalidad. Nuestro servicio veterinario tuvo que utilizar un bisturí y mucho tacto para conseguir que Negrito volviera a respirar con normalidad. Y el perro ni siquiera protestó. Imaginaros el nivel de desesperación que tenía para no hacer ni el mas mínimo gesto cuando dos desconocidos le intentaban "abrir" las fosas nasales con un bisturí.