Tumbado al lado de un contenedor de basura, comido por las moscas, con una capa de suciedad increíble y sin apenas fuerzas para poder moverse. Así le encontramos cuando nos dieron el aviso de que habían visto a un perro en muy mal estado junto a una carretera. Hoy queremos presentaros a Rufo y contaros un poco su historia. No sabemos cuánto tiempo llevaba allí tirado, pero lo que sí tuvimos claro desde el primer momento es que Rufo se venía con nosotros. Tras llevarlo a un especialista, hoy sabemos que presenta varias hernias discales en la columna, alguna que otra vértebra fusionada, que apenas tienes reflejos y que tiene poca sensibilidad en las patas traseras. Su destino era morir allí en soledad, sin comida, sin agua y bajo un sol de justicia.
 
Desde hace semanas forma parte del refugio y está siendo ya tratado y bien alimentado. Cuando le dimos su primer baño fue como si hubiese conocido el paraíso, le encanta que le bañen y que le mimen. Vamos a cuidarle hasta el final, hasta que su cuerpo nos diga que ya está, que es suficiente. Todos los sábados tendrá su paseo como los demás, aunque el suyo sea ya diferente. Sentirá el aire en la cara, sentirá voces que le hablan con cariño y manos que le acaricien. Vamos a hacer que te sientas especial, amigo. Sobre ti solo podemos decir que eres el perro más bueno, más noble y más agradecido del mundo.
 
Este es rufo y esta es su historia. ❤